La Copa, un título mayor
- deprimeraandorra
- 19 may 2020
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El billete a Europa como premio para el campeón mantiene la ilusión por el torneo

Marcos Bernat. Andorra
Las copas son un clásico del fútbol. Tanto es así, que este deporte no se entendería sin la fundación, en 1871, de la FA Cup inglesa, el torneo más antiguo de la historia. El formato británico ha sido copiado por la mayoría de países europeos a lo largo del siglo XX, en muchos casos incluso antes que la creación de las ligas, probablemente por la mayor facilidad y menor gasto que suponía su organización por eliminatorias.
El auge copero dio paso a la creación de la Recopa de Europa en 1960, competición que disputaban los campeones de las naciones europeas y que llegó a adquirir un enorme prestigio. Sin embargo, la realidad del fútbol moderno pone el foco muy lejos de aquellas esperanzadoras ediciones, de hecho, la mencionada Recopa se vio obligada a desaparecer en 1999 ante la evidente falta de interés.
Andorra, siendo uno de los países con la historia futbolística más joven del continente, cuenta con la Copa Constitució, un trofeo que, a día de hoy, sigue teniendo una gran influencia en el futuro de los clubs que lo disputan. Unos inicios en los que tenía un carácter muy amateur han evolucionado hasta la actualidad, en la que el campeón obtiene el premio de acceder a la UEFA Europa League.
Aunque es cierto que en otros lugares el mérito concedido por ganar es el mismo, es evidente que el nivel de ilusión por obtenerlo es incomparable. El principado, a diferencia de sus vecinos, se encuentra en una fase de evolución hacia un fútbol profesional, y qué mejor manera que alcanzar esa meta que logrando el acceso a campeonatos de tal magnitud.
En algunas ocasiones, el ganador ya ha obtenido el pase europeo gracias a su clasificación en liga, pero casos como el acontecido en la última temporada siguen manteniendo viva la creencia de que la Copa Constitució es más que un simple torneo. La U.E. Engordany, no solo encontró la oportunidad de hacerse con el primer título de su historia, sino que, además, obtuvo un acceso a Europa que no habría conseguido por su posición en la tabla.
Lamentablemente, con la situación provocada por la COVID-19, se ha evidenciado, de nuevo, la infravaloración de las competiciones coperas. La UEFA, como máxima institución continental, comunicó a sus miembros que, en el caso de no poder terminar los campeonatos en los plazos estipulados, se deberán dejar a un lado las copas para priorizar las ligas.
La decadencia de estos torneos, perjudicados por el fútbol negocio en casi todo el mundo, encuentra un atisbo de esperanza en lugares como Andorra, en los que su trascendencia puede servir para mantener la ilusión por una competición por la que, desde 1871, disfrutamos de un deporte llamado fútbol.
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